Lo que soñábamos sobre la maternidad, y lo que nos encontramos al despertar. Parte 2.

Estándar

Ayer mismo escribía esta entrada, en la que hablaba de aquello con lo que nos bombardea la publicidad sobre la maternidad, creando en nosotras una imágen de perfección absolutamente irreal.

Hoy quiero ir un poco más allá, porque no es sólo la publicidad la que nos hace soñar con como será nuestro tiempo como madres. Cuando te quedas embarazada, comienza la inmersión en el mundo de las revistas, internet, foros o blogs. Después de mucho leer, o simplemente desde un principio, empiezas a tener claro que tipo de crianza quieres, hay quien se decanta por tener «un poco de mano dura», dirigiéndose a la senda de una aducación más conductista (perfecto para quien lo elige, nadie es digno de criticar lo que otros escogen), y otras personas tendemos a lo que habitualmente se está dando en llamar crianza con apego.

Hasta ahí, todo perfecto, aunque con los miedos que supone una nueva maternidad, imaginas un parto perfecto, una llegada a casa espectacular, llena de felicidad, y tratas de visualizar una crianza llena de amor, paciencia, optimismo. Después de muchas horas de lectura, crees que lo tienes todo más o menos controlado, te ves a ti misma dando el pecho con facilidad, sabiendo manejar los despertares de tu bebé, armada de paciencia cuando comienza la AC, llena de buenas intenciones para atajar rabietas, enfados y crisis existenciales de tu hijo, que haberlas, las habrá.

Y pasa el embarazo, y si has tenido mucha suerte, habrás dado con un hospital en el que habrás tenido un buen parto, respetado, más o menos fácil. Quizás no haya ido tan bien, y terminas en una cesárea de urgencia, por diversos y variados motivos (unos pocos acertados y otros muchos muy desafortunados, pues la falta de información en los hospitales es cada vez más preocupante….). O en vez de una cesárea de urgencia, hayan hecho contigo una sangría de las que hacen época, llevándote un completo de mala praxis, y de paso, el primer mazazo en tu despertar de los maravillosos sueños de maternidad. Que horror despertar así de un bonito sueño…¿Dónde está ese parto del que hablan las blogueras? ¿Dónde quedan todos esas imágenes de bonitos nacimientos?. Soñamos despiertas, y nos dimos de bruces con una no tan bonita realidad. (Pese a todo, nos llevamos el premio gordo, que es nuestro bebé, y que nos quiten lo bailao, aunque haya heridas que no cierren nunca….).

En las primeras semanas, volvemos a ver que los sueños, sueños son. Nos dicen que tenemos que ser felices, que invitablemente lo seremos, que daremos el pecho a nuestros bebés y que dormirán con nosotros acompañándonos en plácidos sueños. Pero…la lactancia no siempre va bien, no sabemos a quien acudir, y una serie de malos consejos, y de profesionales mal experimentados y sin conocimientos, echan por tierra uno de los primeros pilares de lo que querías. Te sientes mala madre, incapaz de dar el pecho, sufriendo por no poder alimentar a tu hijo como deseaste y pensando que tú tienes la culpa. Nada más lejos de la realidad, tú no eres culpable de nada, has hecho lo que has podido, pero si no hay quien te pueda ayudar con sabiduría, poco hay que hacer. Te despiertas del sueño, y parece que comienza una pesadilla. Nos encontramos casi por primera vez, con que lo que había en nuestra mente, no tiene que ver con lo que la realidad nos tiene preparado….(en muchos casos, el sueño continua y se establece una buena lactancia!)

Acompaña a todo esto, que quizás tu bebé sea normal a la hora de dormir, y por las noches tenga mil y un despertares, puede que incluso por muchos, muchos meses. No quieres dejarle llorar y «enseñarle a dormir», y optas por otra manera de hacer las cosas, colechas, intentas un dormir sin llantos, pero aún así, no hay manera. El sueño y el cansancio se empiezan a apoderar de ti, y descubres que aquello que imaginaste de dormir con tu bebé para descansar mejor, pues no es la panacea. Puede que descanses mejor que si lo tienes en otra habitación, claro, no hay que levantarse. Pero chica, por poco que sea, el ojo lo abres, y aunque sean solo cinco minutos, ya es sueño cortado, y eso, no una sola vez por noches, si no unas cuantas. Eso, una noche tras otra, agota. Pero como no hay mal que cien años dure, en unos meses, quizás un par de años, esto quedará en el pasado.

El bebé crece, se hace niño, y la calma se convierte en tormenta. La reafirmación del yo, da paso a la negación, las rabietas, sentimientos confundidos llegan, y es cuando nos damos el trompazo más duro. Hemos leído hasta la saciedad en libros, webs y blogs como manejar estas situaciones, nos vemos capaces y con fuerza. Las primeras veces nos resulta más o menos fácil y capeamos el temporal. Pero si te pilla un mal día, has dormido mal, o simplemente, no estás de humor, esto cuesta más. Y ahí salen tus demonios, gritas, te agarras tú la misma rabieta de tu hijo, entráis en una dinámica y una espiral difícil de librar….y entonces te preguntas, si es posible sentirse peor. Has echado por tierra todo lo que habías organizado en tu mente durante meses, has caído en la cuenta, de que el sueño, poco a poco se rompe y que la maternidad, tiene matices que sólo tú eres capaz de descubrir.

Soñaste al leer situaciones idílicas, que podrías con todo, que el mundo está lleno de madres perfectas que nunca se equivocan. Eso parece por lo que nos cuentan, y te dices para ti, si eso será tan real. Puede que sí, que haya quien sea capaz de mantener siempre la calma, tratar con paciencia, ponerse al nivel del niño o aguantar sin cambiar su sonrisa, una , dos y cientos de malas noches, rabietas, conflictos y demás momentos difíciles. Nos dicen como afrontar esas situaciones, como salir de ellas, como evitarlas. Nos hacen soñar que será fácil, que encontraremos como hacerlo. Pero lo que no nos dicen, es que no siempre funciona, o que lo que hoy nos vale, mañana no. No nos explican que hay niños con los que es más fácil llevar a cabo estrategias respetuosas, y otros, que son más resistentes.

Creyendo como nos creemos a pies juntillas que para ser buena madre hay que cumplir todos esos requisitos, el sueño se hace añicos cuando la lactancia fracasa, o cuando el sueño te vuelve loca, o cuando por primera vez pierdes los nervios. Porque nadie te contó que no somos de piedra, no somos infalibles, ni somos superwoman. Se les olvidó decirnos, que nosotras también tenemos sentimientos, que también podemos y debemos permitirnos tener un momento de debilidad sin sentirnos culpables por ellos. Que si no llegamos a cumplir las expectativas que nos habíamos propuesto, debemos mirar al frente y decir con orgullo, al menos lo he intentado, en vez de agachar la cabeza y susurrar con el corazón encogido, soy mala madre.

No existen las malas madres (salvo casos manifiestos de maltrato, o casos similares), todas hemos decidido en función de nuestras creencias lo que creemos lo MEJOR para nuestros hijos, cada una diferente, a su manera, a su estilo, según nuestra filosofía o manera de ver la vida. El hecho de no cumplir esos sueños de maternidad, no nos hace peores, lo que imaginamos es idílico, fácil, sencillo. La realidad es más complicada, pero también, si sabemos gestionar nuestros sentimientos, mas gratificante.

Nadie puede decirte «mala madre» por tus decisiones, por tus fallos o por tu manera de hacer las cosas. Ni siquiera tú misma al ver que no cumples con lo que creías podrías hacer. Hay que dejar lugar al error, a la equivocación, a caerse para luego volver a levántarse, porque cada cada paso torcido, o cada caída, es una nueva oportunidad de aprender, de autoconocernos, de cambiar, no es algo con lo que hayamos de torturarnos, de fustigarnos o motivo para ahogarnos en la culpa.

Los sueños, sueños son, y la realidad suele distar mucho de lo onírico. Sueña tu maternidad, pero si al despertar descubres que sólo viste lo bonito, que nadie te enseñó ese lado más oscuro, no desesperes, no te culpes y sobre todo no pienses que eres la única. Quien tenga alma y corazón, que supongo que si estamos por este mundo es porque algo de eso tenemos, tiene la opción de equivocarse, de caerse, para aprender y levantarse.

Sólo puedo decirte que sí, la maternidad es maravillosa, pero también es difícil. Que lo que vemos y leemos, si bien puede ayudarnos en algún momento, no ha de ser obligado, ni siempre ha de funcionar o ser posible. Y que quien te diga que todo puede ser perfecto, que puede existir un mundo de rabietas controladas, de sueños felices, de lactancias logradas, te miente, y además, descaradamente. Porque todos podemos equivocarnos, porque estamos hechos para fallar y aprender, porque es un camino en el que vamos aprendiendo de la mano de nuestros hijos, porque nuestros niños no vienen con instrucciones, porque lo que vale para uno, no vale para otro….por esto, y por otras muchas cosas, SE FELIZ con lo que haces, NO TE CULPES si fallas. Y quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra….

(Si te gusta lo que lees, comparte y comenta, se agradecerá)

Acerca de tutisyluchis

Soy Patricia, mamá de dos bichitas, amita de mi casa y costurera a ratos. Ahora también, bloguera, o al menos, lo intento. www.facebook.com/tutisluchis y www.tutisyluchis.com son mi reto y proyecto profesional, costura creada y pensada para los bebés y los niños. Complementando a las tiendas nace este blog, donde hablaré de la maternidad y todo lo que conlleva, siempre desde mi punto de vista y mi experiencia. Lactancia, colecho, porteo, pañales de tela o alimentación dirigida por el bebé son parte de las cosas que acompañan mi maternidad, y de las que conformarán este blog. Espero que esto os guste, paséis y os quedéis.

Un comentario »

  1. Estoy totalmente de acuerdo contigo Tuti’s &Luchi’s. Aunque no he llegado aún a las rabietas (ya me queda menos) me he dado de bruces con la cotidianeidad de la crianza… y es verdad, hay cosas que no aparecen por ningún lado, en ningún curso ni en ningún magazine… por ejemplo, ¿hay vida después de las cinco de la mañana cuando no has pegado ojo? ¿qué hacer cuando los gritos del bebé, en vez de sonrisas te arrancan jaquecas? ¿cómo demonios se prepara una papilla? ¿cuántas tener de repuesto cuando el bebé te la escupe a la cara? 🙂 En fin, lo cuento en plan de broma pero la realidad es que se pasa mal a ratos y viene bien encontrar a gente con la que compartir estas realidades. Por cierto, yo estoy empezando un blog sobre estos temas (http://mamahabladora.wordpress.com/). Un abrazo!

    • Hola! Muchas gracias por tu comentario! Pasare por tu blog para leerte, todo lo que sea hablar sobre maternidad me gusta.
      La vida como madre es maravillosa pese a todo (y te lo digo yo, que esta noche no hemos pegado ojo porque la bebe esta malita, jajajaja)
      Un abrazo y gracias!

  2. Cuantas verdades juntas!!
    Y yo, la verdad sea dicha, he tenido dos hijos que me lo están poniendo bastante fácil.
    Mi mayor no empezó a dormir «bien» hasta que no empezó el cole, pero nunca he sido de mucho dormir así es que es algo que llevo bastante bien.
    Lo peor de todo es que, hagas lo que hagas, siempre hay quien lo crítica y, en muchas ocasiones, pueden llegar a hacerte dudar de si lo haces bien o no. A mi esto al principio me hizo pasarlo algo mal pero, que caray, también tengo derecho a equivocarme ¿No?

    • Es difícil que tod el mundo esté deacuerdo con nosotras….para evitar pasarlo mal por ello, lo mejor es tener claro que todo lo que hacemos, es por el bien de nuestros niños, y tener la confianza suficiente en nuestro criterio….equivocarnos?, muchas veces….levantarnos y aprender, las mismas!

Deja un comentario